domingo, abril 14, 2013

Uso de la técnica de asociación libre para conocer la percepción del consumidor




Uso de la técnica de asociación libre para conocer la percepción del consumidor sobre queso costeño en Colombia.
Revista Psicogente. Vol 15. N° 28, diciembre, 2012.
Marcela Navia Núñez, Hilda Estrada López

Abstract
This research paper presents the results of a study conducted in order to plan the market entry of a new brand of cheese produced by a dairy cooperative located in the Colombian Caribbean, with support from state and private entities. A projective technique of free association was used to research the perception of both the consumer and the distributor. This technique was applied to over 340 people in several cities, some in the Caribbean region and others in the Andina Region. The association of words showed spontaneous responses, and higher rate of response for the open questions than of any another type. Also it was possible to combine the results with quantitative data about the size of the market and it was easy to implement and analyze.

Resumen
El presente artículo de investigación presenta los resultados de un estudio que se realizó con el fin de planear el ingreso al mercado de una nueva marca de queso elaborada por una cooperativa ubicada en el Caribe colombiano, con apoyo de entidades estatales y privadas. En su desarrollo se usó la técnica proyectiva de asociación libre para investigar la percepción del consumidor y también la del distribuidor. Esta técnica se aplicó a más de 340 personas de cada segmento en varias ciudades, unas de la región Caribe y otras de la región Andina. La asociación de palabras arrojó respuestas espontáneas y una mayor tasa de respuesta que las preguntas abiertas de otro tipo. También permitió combinar los resultados con datos cuantitativos sobre el tamaño del mercado y fue sencilla de aplicar y analizar.


INTRODUCCIÓN
En investigación de mercados enfocada a conocer al consumidor se suelen usar muchas técnicas provenientes de la psicología clínica; es el caso de las técnicas proyectivas. Dado que las circunstancias son diferentes y se dispone de menos tiempo para su aplicación, se hacen adaptaciones de dichas técnicas. Una muy utilizada es la de asociación libre o asociación de palabras que proviene del psicoanálisis. Se usa tanto en las llamadas metodologías cualitativas como en las cuantitativas.

Para el primer caso, se suelen utilizar en entrevistas en profundidad y en sesiones de grupo, que son normalmente aplicadas con cierta calma pues usualmente se hace una cita con el entrevistado y se dispone de un lugar más o menos adecuado. Además, se acostumbra dar un incentivo por el extenso tiempo que toma, que puede ser una a dos horas y se graba, lo que hace que haya más posibilidad de contacto visual para generar empatía. Precisamente esa comodidad lleva a que sean técnicas costosas de aplicar y analizar, además no se consideran generalizables. Para medir mercados e introducir productos, se requieren datos estadísticamente representativos, entonces se usan las metodologías cuantitativas. No siempre se aplican cuestionarios con preguntas cerradas, pues se ha encontrado la posibilidad de combinar preguntas como las de escala, que son fáciles de analizar y dan un dato concreto del grado de interés en un producto, con preguntas de tipo por qué, que llevan a conocer las motivaciones, aunque de manera breve.

Dentro de esas preguntas abiertas en estudios cuantitativos está la asociación libre, que fue usada en dos encuestas, una dirigida a consumidor final y otra a distribuidores (cuyos motivadores o bloqueadores pueden hacer que se venda o no el producto). La pregunta fue la misma para ambos grupos: Cuando le dicen queso costeño, ¿qué se le viene a la mente? Se diseñó para conocer las percepciones hacia el término a sabiendas de que en el interior del país queso costeño se le llama a un queso duro y salado, mientras que en el Caribe, puede ser así o blando y con nivel de sal moderado. Por ello se decidió que en las demás preguntas se indagaría por queso de la costa Atlántica. Es posible que como la primera pregunta de esa sección (antes se preguntó por hábitos de compra de otros tipos de queso) se hizo con el término queso costeño, para las demás el encuestado tuviera esa expresión en mente y no queso de la costa, que trataba de enfatizar en el origen y no en el tipo de queso. En todo caso, se quería conocer la percepción hacia el término para confirmar qué imagen tiene en las diferentes regiones, con el ánimo de diseñar estrategias de entrada de una nueva marca.

MÉTODO
El proyecto Programa de fortalecimiento integral de los productores y comercializadores de queso del municipio de Sabanalarga, en los corregimientos de Isabel López, Molineros, Cascajal y Gallego del departamento del Atlántico, puesto en marcha por el Grupo de Investigación, Innovación y Desarrollo Empresarial de la Universidad Simón Bolívar y con el apoyo de varias entidades públicas, pretende acompañar a más de 20 fabricantes de queso de Sabanalarga en su proceso de convertirse en cooperativa; del proyecto surgió el nombre de ella: Cooprolácteos del Atlántico y también su marca de queso Sabanillo. En el marco del proyecto se realizó el Estudio de oportunidad de mercado para queso criollo en dos segmentos: consumidores y distribuidores; el trabajo de campo se llevó a cabo entre julio y septiembre de 2011.

En cuanto a los consumidores se aplicaron 352 encuestas, en Barranquilla, Baranoa, Galapa (Atlántico), Santa Marta, Bucaramanga, Cúcuta y Bogotá. Para el cálculo de la muestra se usó muestreo aleatorio simple para proporciones con 50% de probabilidad de ser escogido, 95% de intervalo de confianza y 5.22% de error muestral (para el total, no por ciudad). El grupo objetivo eran consumidores de queso que tuvieran un papel importante en las compras del hogar en barrios de clases socioeconómicas baja a media alta (excepto en un municipio que se abordaron algunos habitantes de baja-baja). La edad mínima fue de 20 años. El 58% de la muestra corresponde a mujeres y el resto, a hombres.

El cuestionario de distribuidores fue aplicado en 273 tiendas de barrio y 63 panaderías de las mismas ciudades y, además, en Cartagena. Se entrevistó al administrador. También se hicieron cinco encuestas a las personas encargadas de compras de queso en grandes cadenas de supermercados, cuatro de ellas en Bogotá y una en Barranquilla. Para el total se calculó la muestra con 94% de intervalo de confianza y 5.115% de error muestral.

Para ambos grupos, se elaboró un cuestionario semiestructurado con preguntas cerradas como escalas de interés y varias abiertas, entre ellas una con la técnica de asociación libre.

APROXIMACIÓN TEÓRICA
Percepción
Bartley (1969: 21) anota: “La percepción es cualquier acto o proceso de conocimiento de objetos o verdades, ya sea mediante la experiencia o por el pensamiento”. No necesariamente está ligada a la actividad de los órganos de los sentidos. “Es tanto una forma de pensamiento como una conducta inmediata”. “La percepción es un proceso equiparable a la discriminación, a la diferenciación y a la observación”. “Es simbólica, es decir, es una conducta que manifiesta una relación abstracta entre el organismo y su ambiente”. El símbolo está contenido en la reacción (p. 52).

Precisamente a estas definiciones apunta la investigación de la psicología del consumidor y pretende evaluar la reacción a un estímulo para predecir su futuro comportamiento de compra. Como anota Cave (2005: 11), la percepción es la interpretación que hacemos a los inputs; “es un proceso constructivo, más que un registro mecánico de la realidad”. ”Cuanto más ambiguo sea el input recibido, más diferirán las construcciones e interpretaciones”; por ello, el mercadeo debe procurar conocer las interpretaciones actuales y buscar un posicionamiento claro.

Técnicas proyectivas
Anderson (1966: 27) explica que “según la definición de Freud, la proyección constituye un mecanismo de defensa. Así, se dice que una persona está proyectando cuando atribuye a otra un rasgo o deseo propio, que a su ego le resulta difícil admitir. Como quiera que el acto de proyectar es un mecanismo inconsciente, no se comunica a los demás, ni siquiera la propia persona lo reconoce como tal proyección”. Aclara que las técnicas proyectivas favorecen otros mecanismos mentales distintos a la proyección. De acuerdo con Saettele (2008: 109), los psicoanalistas postfreudianos se preocuparon por el silencio como retención de la palabra que debería haber sido dicha y por ello se buscan mecanismos para hacer hablar al paciente.

Asociación libre
Agüero y Chama (2009: 77) muestran un ejemplo de cadena asociativa generada por un terapeuta; dependiendo de los estímulos formulados, se puede crear una reacción diferente. Es el efecto de la transferencia. Desprats- Péquignot (1997: 82) comenta que para Freud la asociación designa “cualquier conexión entre elementos que constituyen una o varias series de cadenas asociativas”; las asociaciones rigen el curso de las representaciones y son “vínculos entre lo manifiesto y lo latente”.

En el caso específico de la asociación libre o asociación de palabras, Rotter en el libro compilado por Anderson (1966: 328) comenta que es: “tal vez uno de los procedimientos más antiguos y el pionero de las técnicas proyectivas actuales. Consiste en presentar un estímulo verbal al sujeto y pedirle que responda inmediatamente con la primera palabra que se le ocurra”. Desprats- Péquignot (1997: 78) acota que se trata de “la regla fundamental del psicoanálisis: decir sin restricción lo que viene, como viene, aquí y ahora”, así se levanta la resistencia, “que señala la fuerza activa de la represión” y libera de prejuicios. Esto es complementado por el colombiano Brainsky (1986: 262): se solicita al sujeto que “explicite lo que siente y piensa, sin censurarlo, y sin que importe que le parezca absurdo, agresivo, banal o le produzca vergüenza o dolor”. La actitud defensiva se reduce a medida que se dan más asociaciones en la cadena; puede recordar episodios dolorosos, por las conexiones, e incluso llegar a la introspección.

Rotter muestra tanto diferentes formas de aplicarla como también de analizarla. Para la aplicación, se refiere a leer una lista de palabras, que es la forma más tradicional, pero también expone casos como el de Rapaport, Gill y Shafer que lo hicieron repitiendo el test, evaluando si el sujeto repetía las mismas palabras que la primera vez y haciendo un interrogatorio para aclarar el significado de la relación entre las respuestas y la palabra estímulo. También presenta el ejercicio de Terman, Lewis y Miles con una lista larga de palabras y grupos grandes de niños, que buscaba estudiar las diferencias en los intereses por género, estableciendo la asociación más común en cada grupo. Otra variación es la de pedir al observado que trace una línea debajo de la palabra -de una lista- que considera adecuada a la palabra estímulo. Narra que Vicary la aplicó a 162 ciudadanos de Nueva York pidiendo las cuatro primeras asociaciones que les sugiriese la palabra publicidad; luego clasificó sus respuestas en tres categorías: favorables, neutras y desfavorables.En su opinión, el análisis de los resultados permitía profundizar en las reacciones profundas e inconscientes de la gente ante las marcas registradas, los nombres de los productos” (p. 342).  Bell (1971: 26) también indica que otras formas de aplicarla son en cadena, sobre un tema específico como comida e incluso mudo, es decir sin que el sujeto diga nada pero midiendo sus reacciones cerebrales. Cabe anotar que casi todas estas formas de aplicación se utilizan en investigación de mercados en Colombia, tanto en grupos pequeños como grandes.

Sobre el análisis, Rotter da a conocer varias maneras: analizar ante qué palabras el sujeto queda bloqueado y no da respuesta o se tarda, si muestra alguna alteración emocional y compararlo con respuestas usuales en su medio, pero esto último es sumamente difícil de lograr pues es casi imposible hacer una lista completa de todas las posibles respuestas. Cita a Symonds con otras formas, como encontrar si el bloqueo se debe a la aparición de varias imágenes o ideas que se contraponen, desconocimiento de la palabra, confusión, tiempo de reacción demasiado breve, repetición del mismo estímulo verbal o la misma idea con varias palabras, reacción de varias respuestas ante una palabra, que puede interpretarse como intento de encubrimiento por parte del evaluado. Incluso se pueden emplear equipos de laboratorio para medir alteraciones del pulso. También están los casos en que la palabra parece no tener ninguna relación con la enunciada, que puede deberse a que el mismo sujeto rechace su primera idea. Bell (1971: 29) muestra las categorías por análisis de contenido de Karwoski y Berthod: semejanza esencial (como grande –vasto), identificación general (repollo – hortaliza), identificación específica (océano- Pacífico), identificación contingente (huevo –desayuno), oposición esencial (calor – frío) y oposición contingente (pie – mano).

Entre las limitaciones para el campo clínico, Rotter indica que su aplicación es antieconómica y que “la situación de examen es demasiado tensa para conseguir establecer un buen rapport con el sujeto” (p. 343). Por el contrario, las ventajas de éste y el test de frases incompletas son la libertad para dar respuesta, comparado con un sí o un no; que su naturaleza queda encubierta, pues “el sujeto no sabe exactamente qué respuesta es ‘buena’ y cuál mala”; que se puede administrar colectivamente; y aunque, requiere más capacitación para su interpretación que las pruebas objetivas, no es tan complicado como otras proyectivas (p. 346).

En investigación de mercados, según Weiers (1986), las asociaciones espontáneas revelan sentimientos más profundos ante los estímulos, que pueden ser ante expresiones como ‘visita al museo’, ‘poseer un Mercedes’ o con algunas palabras neutrales dentro de una lista con otras que son el real interés; por ejemplo, casa, libro, televisión, tren, comercial, siendo televisión y comercial el interés de un estudio publicitario. 

Estudios que usan la asociación libre
La técnica de asociación libre es utilizada en muchos estudios en diferentes campos y enmarcados tanto en metodología cualitativa como cuantitativa. En el área de salud pública, por ejemplo, da Silva Santana y Chavez Maia (2009: 226) presentan una investigación que consideran cualitativa, se realizó con 62 personas con edades entre 50 y 78 años en Brasil. Como resultado narran que el análisis a la asociación libre de palabras “permitió identificar tres tipos de elementos relacionados con las representaciones sociales de la actividad física: a) dimensión psicológica (felicidad, bienestar); b) dimensión social (danza); c) dimensión biofísica (gimnasia, hidro gimnasia y salud). La felicidad fue el término que más destacó en la evocación de palabras”. Encontraron una “asociación positiva entre la actividad física, la interacción social y la sensación del bienestar”.  

En el mismo sentido de las representaciones sociales, Maldonado, Burgos y Almonacid (2009: 122) presentan un estudio sobre la cultura metal en un grupo de metaleros de Bogotá. Seleccionaron de manera no probabilística una muestra de 80 sujetos con edades entre 18 y 30 años, pero finalmente fue aplicada a 111 personas que fueron ubicadas en un concierto. Crearon una lista de 17 palabras inductoras y para cada una pidieron las tres primeras palabras que llegaran a su mente; fue elegida está técnica por su carácter espontáneo. Para establecer la lista de palabras estímulo realizaron tres encuestas previamente. Para la interpretación se tuvo en cuenta la frecuencia de la primera palabra escrita, independientemente del inductor al que correspondiera, y el orden en que fueron escritas, es decir que se hizo de esa forma y no oral. Con ello se hizo un análisis por conglomerado y se tomaron seis grupos de palabras; por ejemplo, el primero se rotuló ‘diversión’ con palabras como cerveza y farra. Una de las conclusiones es que las representaciones sociales de la música metal están directamente relacionadas con fuerza, energía y poder; también con una sed de libertad y una necesidad de expresión.

Wengrower (2002: 560) aplicó la técnica de asociación de palabras, junto con juegos dramáticos, observación y entrevistas en profundidad, dentro de una investigación cualitativa sobre la relación entre niños nativos e inmigrantes en una escuela de Jerusalén. La asociación libre fue escogida para que fuera una respuesta espontánea, independiente del bagaje cultural de los sujetos. Se aplicó a 41 niños; con 30 de ellos de forma individual. Las palabras fueron presentadas así: clase, niños, alumno nuevo, compañeros, inmigrante; previamente se dieron dos ejemplos: helado y fútbol. Entre otras respuestas, surgió la necesidad de los inmigrantes de ayuda y el deber por parte de los nativos de brindársela.

En el campo de la psicología del consumidor, sobretodo en el tema de marcas, hay varios estudios que usan la técnica de asociación libre. Koll, von Wallpach y Kreuzer (2010: 595) comparan ese método con la narración de historias y el collage. De acuerdo con la investigación, el collage tiene más posibilidades para desarrollar la creatividad que la asociación de palabras, también brinda más material para ahondar en entrevista en profundidad que las otras dos técnicas. A la vez, la asociación libre es ventajosa cuando se quieren lemas para campañas publicitarias; otra ventaja es que se aplica más fácilmente y en menos tiempo que el collage. Además que se puede aplicar tanto personalmente como por otro medio, por ejemplo, por teléfono y requiere un poco menos de cualificación para su interpretación. Los autores consideran que las asociaciones libres aplicadas en encuestas a muestras grandes pueden ser menos específicas pero más impactantes.

Vieceli (2011) realizó un estudio en Australia cuya primera pregunta fue  mencionar todas las marcas de champú que recordara en el momento. Después cuál marca compró la última vez y unas preguntas con escalas de 1 a 10. Luego preguntó: Cuando piensa en [marca nombrada antes], ¿qué asociaciones vienen a su mente para esta marca de champú? Da ejemplos al encuestado con la marca Coca Cola: diversión, amigos, líquido, negro. Esto se hizo con las tres primeras marcas que hubiera nombrado. La siguiente pregunta fue indicar cuáles de esas asociaciones considera positivas y cuáles negativas. Después continuaban más preguntas cerradas sobre hábitos de compra de champú. Se repetía el mismo esquema para marcas de banco y carro. Las asociaciones contienen el significado de la marca para los consumidores, según el marco conceptual de este estudio, en el que se esperaba que de la primera marca nombrada se hicieran varias asociaciones, con ello querían ver situaciones diferentes en que el consumidor pudiese recordar la marca, aunque esto pudiera incrementar la interferencia. Aplicaron 270 cuestionarios. Entre los resultados se encontró que la primera marca nombrada recibía mayor cantidad de asociaciones positivas. Para las marcas de carro se dieron más asociaciones positivas, en lo cual pudo influir que en ese momento hubo una campaña negativa en contra de los servicios bancarios en el país.

Malhotra (2002: 178) comenta que Gillette usó la técnica de asociación de palabras para definir el nombre de la máquina Sensor for Women. Se presentaron diferentes nombres incluido ése y Lady Sensor. Con el escogido se evocaron más asociaciones positivas como franco y honesto; en cambio, Lady Sensor se percibió como condescendiente. Zikmund (1998: 141) pone el ejemplo de un whisky claro y ligero que evaluó “los nombres de marca Frost, Verve, Ultra y Master Choice. Frost fue considerado alegre, moderno, limpio y psicológicamente correcto; Verve era demasiado moderno, Ultra era demasiado común y Master Choice no era lo suficientemente alegre”. Aclara que otro uso de la técnica es conocer “hasta qué grado se entiende el significado de una palabra en el contexto de una encuesta”.

RESULTADOS
Las respuestas a la asociación libre al estímulo ‘queso costeño’ se encuentran en dos tablas (hechas en SPSS); en la número 1 están las del segmento de distribuidores y en la 2 las expresadas por los consumidores. Entre distribuidores se encontró que casi la mitad (47%) de los encuestados asoció ‘queso costeño’ con ‘sal’; sucedió en todas las ciudades, especialmente Bucaramanga (75%), Bogotá (57%), Cúcuta (55%) y Galapa (57%), es decir casi todas de fuera del Caribe. Fue el caso de los encuestados de cadena de supermercado de Bogotá.

Otras asociaciones frecuentes son: duro (13%; 31% sobre los encuestados de Bogotá y 23% de los de Cúcuta). De la costa (9%). Hecho en la costa (5%). Normal (4%; Cartagena, Santa Marta). Feo (4%). Sabroso (3%). En bloque (3%; Barranquilla, Cartagena, Galapa y Santa Marta). Típico (2%). Arepa salada (2%; Bucaramanga y Cúcuta). Arenoso (2%). Hecho en finca (2%).

Varias de las asociaciones, que podían ser respuesta múltiple, están relacionadas con la textura, el origen y el sabor. Se presentan aspectos como ‘lo más rico que puede haber’ y lo opuesto: ‘el queso más feo’. La mayoría de opiniones sobre que es feo fueron dadas en Bogotá y sobre que es rico, son casi todas de Galapa y Cartagena. Las expresiones ‘desabrido’ y ‘muy simple’ fueron dadas en Bogotá. ‘Natural’ fue una mención de Barranquilla y ‘hecho naturalmente’, de Baranoa. Con menos menciones hay otras que tienen que ver con los mismos temas: seco, compacto, desabrido, natural, sin tanto cuajo, antihigiénico (Barranquilla y Galapa), para rallar (Cúcuta), buñuelos, etc. En general, en el Caribe se considera sabroso, normal, natural, en bloque y, en algunos casos, antihigiénico, y fuera de la región, duro y salado.  

Entre consumidores los resultados fueron: casi la mitad (47%, misma cifra de distribuidores) de los encuestados asoció el queso costeño con sal; el 15%, pensó en queso duro; el 9%, de la costa; el 2%, hecho en la costa; el 8%, sabroso; el 4%, en bloque. Otras opuestas entre sí son: feo (3%) y de buen sabor (3%). Además: natural, de pueblo, hecho en finca (2%), el que venden en la tienda, típico, casero, artesanal, blanco, fresco, del común, sucio, arenoso, arepas (2%), mar, entre otras.

Queso duro fue expresado con mayor énfasis por encuestados residentes en estrato socioeconómico medio alto, al que corresponde también la mención de queso para rallar. Duro fue expresado por el 35% de las personas de Bogotá, 23% de las de Cúcuta, 20% de las de Santa Marta y 7% o menos de Barranquilla, Bucaramanga y Galapa. Salado fue expresado en todas las ciudades, principalmente en las del interior: Bucaramanga (70%), Cúcuta (67%), Bogotá (62%); en Barranquilla fue 41%, Santa Marta y Galapa, 33% y en Baranoa, 10%. Ahora bien, puede traer una emoción negativa o positiva; es así como algunas veces en Bogotá se decía ‘muy salado’ y se podía acompañar de gestos de disgusto y en el Caribe, en ocasiones, se nombraba ‘saladito’ junto con gestos de agrado. Asociaciones que son únicamente de Bogotá son: queso seco, arenoso y feo. De Bucaramanga y Cúcuta es la relación con arepa. El que venden en la tienda fue enunciado en Barranquilla y Santa Marta; otras expresiones del Caribe son: fresco, natural, del común, campesino, blanco, casero, típico, de pueblo, hecho en finca. ‘Sucio’ fue dicho en Barranquilla, Bogotá, Cúcuta y Santa Marta. Una mujer de mediana edad, residente en estrato medio en Bogotá dijo que es salado y desabrido; puede parecerle que sólo sabe a sal pero a nada más. La conclusión es similar a la del otro segmento: en general, en el Caribe se considera sabroso, natural, en bloque y fuera de la región, duro y salado. 

Otras preguntas abiertas realizadas son las siguientes: En su opinión, ¿qué caracteriza al queso de la costa Atlántica? ¿Cuál considera que es la ventaja del queso de esta zona? ¿Cuál es la desventaja? Para el segmento de distribuidores, sobre la primera de estas preguntas se encontró que el 64% de los encuestados afirmó que el queso de la costa Atlántica se caracteriza por ser salado; además de eso hubo otras menciones relacionadas con el tema, entre ellas cinco personas (1.5%) que lo consideran bajo en sal. Esta respuesta coincide con las asociaciones. Otras dos características muy mencionadas son ‘buen sabor’ (14%) y ‘duro’ (13%). Lo de la dureza también había surgido en la pregunta anterior pero en dichas asociaciones iniciales lo referente a buen sabor se dio en mucha menor proporción, lo que hace pensar que la fama de salado y duro ocupa más espacio en la mente de los consumidores y se podría trabajar en una estrategia de reposicionamiento. Entre consumidores la respuesta más común a qué lo caracteriza fue salado con 67%; es decir, un porcentaje más alto que el dado en la asociación. Otras son: sabroso (13%) y duro (9%).

Sobre las ventajas entre distribuidores se halló que el 12% de los encuestados no dio una, incluso una persona preguntó: “¿Acaso tiene?” Los aspectos positivos más nombrados son: dureza (11%), se vende rápido (10%), sabor (9%), rentable venderlo menudeado (7%), duradero (7%), sirve para preparar buñuelos (6%), sirve para preparar muchas cosas (6%), económico (6%), es salado (5%), accesible a todo público (4%), gusta al público (4%), rinde (4%), sirve para rallar (3%), bueno para arepas (3%), se puede comer con todo (2%), rico en recetas (2%). Otras más tienen que ver con varias formas de usarlo, que es natural, su variedad, origen y ventajas para el manejo en el punto de venta. Podría decirse que es versátil. Es así como varias de las características de la pregunta anterior son ventajas para muchos encuestados.

Hay grandes diferencias por región: la respuesta ‘ninguna’ no se dio en ciudades del Caribe y es más amplia en Bogotá y Bucaramanga. ‘Dureza’ fue una respuesta destacada en los Santanderes, sobretodo Cúcuta (50%). Que sea ‘salado’, como ventaja, se dio tanto en el interior como en la zona costera Atlántica, pero más en Cúcuta y Bogotá. El buen sabor sobresale en Bucaramanga con 30%, también en Cartagena y Santa Marta con 11%; es posible que este grupo de personas de Bucaramanga se vea influido por la gran cantidad de tenderos santandereanos de Barranquilla. También en Bucaramanga tuvo la mayor mención ‘se puede comer con todo’ (10%), que además se destaca en Santa Marta (7%), lugar donde hay más opiniones acerca de que se puede rallar. En Bogotá se observan ventajas para preparaciones. En cuanto al otro segmento, el 10% de los consumidores encuestados, que son del interior, no encontró ventaja. Para el 15% es sabroso, para el 8% que sea salado es una ventaja, el 9% realzó su buen precio y el 10% que es para varios usos.

Casi 30% de los distribuidores no encuentra o no sabe desventaja; el 28% lo considera muy salado, el 6% afirma que a la gente no le gusta, entre otras razones por salado y el 2% cree que es perjudicial para la salud o no todos lo pueden consumir por la misma razón. El 12% estima que es antihigiénico o trae mugre como tierra; el 7% se queja porque trae mucha agua y otros añaden que pierde peso por ello. De quienes dijeron salado como asociación, 5% señaló esto como ventaja, 9% su sabor y 13% no dio ventaja (respuesta múltiple). De quienes dieron dicha asociación, 30% la consideró desventaja y 32% no respondió o dijo ‘ninguna’.

El 11% de los consumidores considera que no tiene desventaja. El 40% cree que es muy salado. Otras de las desventajas más nombradas por este grupo son: no es higiénico (10%), trae mugre (3%) suelta mucha agua (6%), no se puede utilizar en todas las recetas, no dura, viene sin empaque, se pone amarillo, no es apto para todos por la sal, es feo, es duro, mal olor, sube el precio de repente.

Que viene muy salado fue expresado por el 62% de los consumidores de Barranquilla, el 60% de los de Galapa, 37% de los de Cúcuta, 34% de Bogotá y en las otras ciudades en proporciones inferiores; es así como fue más dicho en esta pregunta por encuestados de ciudades de la región. Incluso temas relacionados con que es perjudicial para la salud también corresponden a Barranquilla; en Bogotá lo que dijeron es que no todos pueden comerlo por el nivel de sal, que no gusta, es feo y no se puede utilizar en todas las recetas. En Barranquilla y Galapa también hicieron referencia a mal olor y que se pone amarillo. El tema de falta de higiene o que viene con mugre fue dicho en todas las ciudades, excepto Bogotá, especialmente en Baranoa. Que suelta mucha agua fue resaltado en Galapa, también fue expresado en Barranquilla y Santa Marta. Afirmar que no tiene desventaja fue especialmente expresado en Bucaramanga. De quienes dieron la asociación ‘salado’, 9% dio esta misma respuesta como ventaja, 14% mencionó sabor, 8% que sirve para varias comidas, 13% no dio ventaja. De esos consumidores, 47% dijo muy salado como desventaja y 18% no contestó.

Una de las conclusiones para los distribuidores fue que la fuerte asociación con sal hace que algunos crean que es perjudicial para la salud. Las ciudades donde hay más rechazo hacia el queso de esta región son Cúcuta y Bogotá; sin embargo en esta última ciudad se considera favorable para la preparación de recetas, especialmente buñuelos y es usado en panaderías, y en Cúcuta hay interés por probar una nueva marca. En otras ciudades también los distribuidores creen que se usa mucho para preparar arepas. Una de las quejas, sobretodo en panaderías, es que trae mucha agua, por lo cual pierde peso rápidamente y ensucia los lugares de almacenamiento. Otra de las preocupaciones es que su proveedor no brinda un queso  constante en nivel de sal y textura, lo que se traduce en problemas de calidad. Además, algunos se preocupan porque se pone amarillo, expele un mal olor y porque no le quitan las orillas; estas quejas se dan más en ciudades de la región, donde es más consumido. En una cadena de supermercado con sede en Barranquilla notan que los clientes quieren que luzca fresco pero a la vez represente seguridad para la salud; por ello han encontrado que lo ideal es venderlo en neveras especializadas cortado en el mismo almacén. De alguna forma esto es lo que buscan otros distribuidores: que no pierde su naturalidad ni su bajo precio pero tenga mayores estándares de calidad.

Los distribuidores estarían dispuestos a pagar –en promedio- 12% más por un queso que viniera empacado de fábrica. Sin embargo, habría que tener en cuenta que la rentabilidad no se podría perder y ahora se concentra mucho en el menudeo. Además, hoy en día muchos no tienen proveedor fijo porque escogen el queso dependiendo de calidad y precio, por tanto este último factor es un importante decisor de compra. Hay regular interés en probar una nueva marca de queso de la costa con un promedio de 3.11, en una escala de 1 a 5. En la ciudad donde menos personas manifestaron interés es Bogotá (9%), donde la mayor proporción corresponde a ‘poco interesado’ (2 en la escala). En Cúcuta y Baranoa la suma de ‘interesado’ (4) y ‘muy interesado’ (5) es 92 y 80%, respectivamente, que son las más altas. Del Caribe, Galapa es en la que menos interés hay y en Cartagena es más alta la suma de las calificaciones positivas (aparte del municipio de Baranoa). En ciudades como Santa Marta y Barranquilla el número más bajo en la escala tuvo un porcentaje significativo de respuestas. En las tiendas y panaderías ubicadas en estrato medio bajo hay mayor interés.

Entre consumidores se indagó sobre qué tanto le agrada el queso de la costa Atlántica, en una escala de 1 a 5, donde 1 es nada y 5 mucho. El promedio fue 3.74. Gusta más en el estrato bajo y en las ciudades caribeñas, seguidas de Bucaramanga y Cúcuta y en Bogotá es donde menos agrada.

Otros resultados de este segmento son: un alto porcentaje de consumidores encuestados manifestó comprar o comer queso de la costa Atlántica: 74%. Cabe aclarar que se encontró prácticamente el mismo porcentaje entre distribuidores; otros tipos de queso por los que se indagó son menos comprados y las asociaciones fueron pedidas a todos los encuestados. A mayor nivel socioeconómico menor respuesta positiva al consumo de queso de la costa, así en estrato bajo es de 89% y en medio y medio alto, 62%. En Baranoa, Galapa y Santa Marta la respuesta fue 100%; en Barranquilla, 99%. Donde es menor el porcentaje es Cúcuta con 30%, sigue Bucaramanga con 35%. Bogotá, a pesar de que es donde hay mayor percepción negativa, es comprado o consumido por el 45%, que es superior a la proporción encontrada en el segmento minorista; en esta ciudad muchos manifestaron comprarlo para recetas, así es que resulta práctico así no agrade.

A la pregunta de cuánto pagaría por una libra de queso de la costa empacado, partiendo de que una sin empaque cueste $5.000, la media fue $5.794; este promedio es un poco mayor que el encontrado entre distribuidores, pero en ese caso se trataba de pensar en un precio no dirigido para consumidor final. En Bogotá y Bucaramanga dieron valores mayores, mientras que en Cúcuta y las ciudades del departamento del Atlántico pagarían menos.

La media en la escala de 1 a 5 para el interés en probar una  nueva marca de queso del departamento del Atlántico es 3.29. De las personas que manifestaron que para nada les gusta el queso de la costa (en la escala de agrado), el 10% dijo estar interesado en probar uno nuevo y 48% manifestó nulo interés.

DISCUSIÓN
El haber aplicado la asociación libre permitió tener un acercamiento a las reacciones e ideas de los sujetos, tanto distribuidores como consumidores, acerca del producto por el que se indagó. Fue una respuesta espontánea; no ceñida a unas categorías preestablecidas. Las otras preguntas que se hicieron motivaron a una mayor reflexión y dieron pie a completar un panorama de la percepción sobre el tema.

Usar la técnica de asociación libre en estudios cuantitativos permite aprovechar la espontaneidad, resulta sencillo de aplicar para personas no psicólogas; de hecho, en esta investigación la codificación tampoco la efectuaron personas con estudios en ciencias sociales (prácticamente un requisito en una entrevista en profundidad). Usualmente las técnicas cualitativas se consideran mejores para obtener altas tasas de respuesta, acordes con los objetivos. En este caso, a pesar del poco tiempo para establecer un ‘rapport’, se consiguió una alta tasa de respuesta. Todo esto coincide con las apreciaciones de Rotter y también con las de Koll. Usar una metodología cuantitativa, similar a los estudios de Vieceli, permitió formular preguntas cerradas con escalas y específicas como las de precio; algo requerido por los objetivos del estudio. Por otro lado, al comparar este uso individual con el de la técnica en grupo focal (frecuente en la investigación de mercados), se respeta más su espíritu libre pues en grupo las opiniones se superponen y algunos participantes no alcanzan a opinar.

La coherencia entre las asociaciones de distribuidores y consumidores permitió usarlas como comparativo, en lugar de listas de normalidad usadas en estudios clínicos y de las que Rotter anota que son casi imposibles de lograr por la gran cantidad de posibles respuestas.

Las preguntas sobre las ventajas y desventajas, que  implican un juicio, arrojaron una menor tasa de respuesta que la obtenida con la técnica de asociación de palabras; como afirma Rotter, esta técnica tiene naturaleza encubierta y no se sabe cuál asociación es mala y cuál buena. Pedir la ventaja y desventaja podría equivaler a solicitar al entrevistado que declare su asociación positiva o negativa, caso de lo hecho por Vicary para la palabra publicidad. De hecho, la asociación más común fue expresada en mayor medida como desventaja, pero también como ventaja y otros no la mencionaron; es decir, para algunos es positivo que el queso de la costa sea salado, para otros, -mayor cantidad- es negativo, porque es demasiado salado, pero otros más simplemente lo consideran su característica. También se presentó que personas que asociaron al queso con la palabra ‘salado’ dijeron como ventaja el sabor, o sea que se relaciona sal con que da sabor.  Preguntar la asociación y luego ventaja y desventaja resultó más conveniente que indagar en cada asociación, dado que fue un estudio hecho en la calle, sin cita previa y con una muestra grande. A la vez, por tratarse de preguntas distintas, el sujeto no necesariamente debía catalogar su asociación como positiva o negativa.

Inmediatamente después de la pregunta de asociación, cuando se preguntó qué caracteriza al queso de la costa, la respuesta ‘salado’ alcanzó una proporción mayor; ‘buen sabor’ también obtuvo mayor mención que en la asociación; ‘duro’, en cambio, alcanzó un menor porcentaje como característica que como asociación. Salado y duro ocupan más espacio en la mente del consumidor que buen sabor.

Antes de iniciar la investigación, se creía que en Bogotá queso costeño se denomina a uno de tipo duro y salado, lo cual se confirmó, pero también se encontró que en Cúcuta se comparte esa opinión y que en lugares de la región caribeña (especialmente Barranquilla) hay una fuerte asociación con sal, por lo que algunos lo consideran poco saludable. Sin embargo, el hecho de ser duro y salado no bloquea su compra pues el queso costeño tiene unos usos específicos. Si se va a introducir un queso blando y bajo en sal en el interior del país, sería mejor emplear otra denominación o trabajar en el reposicionamiento del término.

REFERENCIAS
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En el siguiente enlace se puede observar el artículo completo publicado en la Revista Psicogente; figuran las tablas:



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